A propósito del Día del Artista Plástico. Entrevista a Miguel von Dangel


Con temple y serenidad, Miguel von Dangel expresa que la exposición que inaugura el domingo en el Museo de Arte Popular de Petare Bárbaro Rivas podría ser la última. Aunque la acotación podría alarmar a cualquier espectador, el artista aclara que no se retirará ni detendrá su producción, sino que se internará más en su taller, dedicará más tiempo al silencio y a la contemplación, lejos del mundo de las exhibiciones porque a los 68 años de edad —asegura— ya no lo necesita.
 
Comparte, además, que está satisfecho porque esta última muestra es un homenaje a los 393 años de la fundación del pueblo de Petare, lugar al que llegó con apenas 4 años de edad procedente de Alemania. En esa parroquia no solo se crió, aún reside en ella. Desde allí ha creado las obras que han contribuido a alimentar la escena plástica venezolana.
 
La mayor parte del cuerpo de trabajo de la exposición, titulada De Civitate Dei, está inspirada en La ciudad de Dios, una obra escrita por san Agustín de Hipona que constituye una apología del cristianismo en la que se confronta la ciudad celestial a la pagana.
 
En los cuadros pintados por Von Dangel, Petare es esa ciudad de Dios. El pueblo está dibujado en diversas perspectivas. Tomó como referencia desde fotos panorámicas hasta los planos de la parroquia. También hay unas piezas en las que se observa el río Guaire, en algunas lo plasma con aluminio y en otras con pintura roja, como símbolo de un lugar que se desangra.
 
Las obras conservan el estilo característico de Von Dangel: colores, elementos variados y una concepción cósmica. El espectador que se detiene a observar una pieza puede pasar mucho tiempo detallando texturas, elementos y símbolos como mariposas que vuelan sobre Petare. “Estamos hablando del día del Juicio Final, unos ángeles bajan y lo anuncian, los muertos salen de las tumbas…. He vivido en este pueblo durante 64 años. ¿Qué dicen sobre él? Que Petare es marginal, que lo representan los malandros, la basura, la corrupción, entonces de pronto te preguntas: ¿Qué hago? ¿Me entrego pasivamente, como lo que está pasando en el resto del país, al fatalismo? O pienso: ‘Esto es un anuncio, va a llegar un final que va a devenir en un principio de algo, en el descenso del cielo de la Jerusalén ideal. Parece osado, pero en el momento en el que me sumerjo en estas pinturas pienso que es posible, que estamos construyendo esa nueva ciudad”, expresa Von Dangel. 
 
En la muestra, el artista hace una excepción e incorpora cinco libros de la serie de cien de Desesperanto. “Está basado en el lenguaje universal que tiene su fundamento en el sánscrito, el esperanto, pero él le incluye el ‘des’ como una manera de referirse a la situación que vivimos en el país, que incluso obligó a que mandara a vivir a su hija afuera”, señala el museógrafo José Francisco Cantón.
 

 
Fuente: El Nacional

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