En las calles de Caracas hay confusión y desinformación en lo que respecta al ecoturismo o turismo ecológico.


Airam Fernández
afernandez@cadena-capriles.com
 
La mayoría de la gente cree que el término hace referencia a aventuras playeras o montañosas. Estar en contacto con la naturaleza, pues. Pero la cosa va más allá.
El meollo está en ser responsable y en entender que a la hora de vacacionar, una cosa es viajar a sitios que propicien el acercamiento con la naturaleza, y otra muy diferente es hacerlo con la palabra "responsabilidad" estampada en la frente. Así, entre ceja y ceja.
De eso se trata el turismo ecológico, de "un viaje responsable a áreas naturales, para conservar el ambiente y mejorar el bienestar de la población local", según la concepción de la Sociedad Internacional de Ecoturismo, ente que se ha dedicado a propagar dicha labor desde hace veinte años.
Países como México, Costa Rica, España y Australia, son creyentes de la práctica y la han puesto de moda con el auge de hoteles, posadas, y resorts diseñados para fomentar la conservación y para generar un turismo sostenible, de bajo impacto.
Pero, pese a ser éste un país que si bien cuenta con iniciativas "verdes", como las organizaciones no gubernamentales, ONG, dedicadas al tema de la preservación ambiental, Venezuela todavía carece de la madurez para entromparle al asunto.
Al menos eso piensa Diana Ruiz, coordinadora de proyectos de la Fundación para la Defensa de la Naturaleza, quien afirma que se necesitan más campañas y más apoyo de las alcaldías y del Ministerio del Ambiente para reforzar esa conciencia ambiental que parece estar perdida cuando es tan común ver gente que por donde pasa deja una estela de basura.
Lo mismo piensa Isabel Novo, quien es bióloga y directora de educación y ciudadanía de Vitalis, otra organización que se encarga de la práctica conservacionista en el país. Ella dice que aquí, por la falta de logística, servicios, seguridad, y por la debilidad del contenido educacional, el tema ambiental carece de fuerza.
De igual forma, Gustavo Carrasquel, director de medios de la Fundación Azul Ambientalistas, opina que el venezolano todavía no termina de entender el gran problemón ambiental en el que está metido.
Hace esta aseveración mientras recuerda que el año pasado fueron localizados 472.000 envases y 72.000 bolsas de plástico, en forma de desechos, en balnearios y manglares del estado Zulia. Esas cifras de una sola región, "hacen ver que aquí no hay cultura conservacionista, pero no por culpa del ciudadano, sino por los esfuerzos aislados de los colegios y demás instituciones de educación".
En ese sentido, plantea que, aunque suene trillado, la diferencia se verá si cada ciudadano pone de su parte al cumplir con pautas beneficiarias para la conservación y el disfrute de las zonas turísticas del país.

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