La nueva universidad comprometida

José I. Moreno León


En los tiempos modernos y aún en la postmodernidad que está iniciándose, la universidad ha sido blanco de frecuentes críticas y señalamientos de estar encerrada en las cuatro paredes de su campus, con poca sensibilidad frente a las realidades de su entorno. Sin embargo, esta institución ha sido protagonista, al menos de dos eventos históricos de movimientos universitarios, frente a complejas circunstancias que han marcado la vida de la misma y dejado importantes huellas de cambio en las sociedades donde dichos eventos se han generado.
El llamado Movimiento de Córdova, referido en un artículo anterior, representó una de estas reacciones universitarias. Comenzó en 1918 en la Universidad de Córdova en Argentina, pero desbordó las fronteras de ese país y se extendió hasta 1930 por varios países de América Latina, como un reclamo de cambio en la gestión de las universidades que propiciaba la gratuidad de la enseñanza, la autonomía, el cogobierno y la vinculación de la universidad con el entorno.
Sin olvidar que los motivos iniciales que generaron estas reacciones estuvieron vinculados al ambiente guerrerista y militarista que fue herencia de la Primera Guerra Mundial.
El Mayo Francés fue el otro ícono de una protesta universitaria en cadena, en respuesta a situaciones que enervaron los ánimos de estudiantes de varias instituciones de ese país y que se iniciaron en abril de 1968 en la Universidad de Nanterre, cercana a París, y al ser fuertemente reprimida, se traslada a la tradicional Universidad de La Sorbona, cuya autonomía fue violada por la fuerza pública, provocando una huelga general, el 13 de mayo de ese mismo año, que se extendió hasta finales de ese mes, con la participación de una acción sindical que logró incorporar en el conflicto a cerca de nueve millones de trabajadores.
Para algunos, este movimiento fue contra el régimen del general Charles de Gaulle y su primer ministro George Pompidou por su estilo autoritario y tecnocrático de gobierno. En todo caso, la universidad francesa logró cambios hacia una comunidad más participativa y concientizó a la sociedad de ese país, fortaleciendo los movimientos sociales.
En la sociedad globalizada de la información y el conocimiento que estamos viviendo, se está empezando a desarrollar un movimiento en red global con la Constitución, en septiembre de 2005 por 29 universidades de 23 países, de la llamada Red Talloires, con el objetivo de promover el compromiso cívico y la responsabilidad social como función primordial universitaria, y que en solo cinco años, ha logrado expandir su membresía, contando a la fecha con más de 220 instituciones universitarias de 60 países de todo el mundo, con cerca de seis millones de estudiantes.
Este movimiento, del cual la Universidad Metropolitana fue copromotora, se expresa como una modalidad de compromiso universitario mundial, frente a las complejas circunstancias que aquejan a la humanidad en los acelerados procesos de cambio que estamos viviendo. Por ello, el Comité Ejecutivo de la Red, del que formamos parte en representación de los miembros latinoamericanos de la misma, realizó una conferencia, entre el 13 y el 16 de junio de este año en la Universidad Autónoma de Madrid, con la participación del ministro de Educación de ese país y de don Federico Mayor, ex director general de la Unesco y la asistencia de todas las instituciones de los países afiliados, bajo el lema de "Construyendo una universidad comprometida, más allá de la Torre de Marfil: Encuentro de la Red Talloires", a los fines de evaluar y compartir los programas y realizaciones que las universidades participantes han venido ejecutando, como ejemplo de su compromiso cívico y responsabilidad social.
En ese encuentro pudimos apreciar la importante participación que están teniendo las universidades de los países árabes, en los procesos de democratización que se adelantan en la región y los diversos proyectos y programas de lucha contra la marginalidad y para el fortalecimiento institucional de la sociedad civil que igualmente realizan universidades asociadas de otros países miembros.
Por cierto, en la evaluación que se hizo a las universidades más activas en la promoción del compromiso cívico y la responsabilidad social, la Universidad Metropolitana recibió, junto a otras 19 casas de estudio de diversos países, un importante reconocimiento reflejado en una publicación especializada sobre el tema.
No hay dudas de que impulsar el compromiso cívico y la responsabilidad social significa un aporte importante del sistema de educación superior, para contribuir a que las universidades que privilegian esas acciones promuevan el capital social de las comunidades de su entorno, formen profesionales como ciudadanos solidarios y fortalezcan la institucionalidad democrática. Por ello la Red Talloires tendrá mayor repercusión positiva, a nivel planetario, que los movimientos universitarios de épocas anteriores.

Fuente: Diario El Mundo 

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