Propiedad social y propiedad privada /I
BLAGDIMIR LABRADOR MENDOZA
La economía es una ciencia humana, donde muchos de los problemas que se presentan hoy son los mismos del pasado, con sus circunstancias y realidades. Conocer nuestra historia permitirá entender la problemática económica del mundo actual.
En el marco del pensamiento económico como ciencia universal, estudiaremos el problema de la propiedad social y privada, que siempre ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad; diferentes visiones se han propuesto, pero lo analizaremos en dos enfoques:
Los que somos partidarios del bien común por encima del bien privado, cuya manifestación se inicia con Guatama Buda, quien apareció en la India alrededor de 550 años antes de Cristo, predicaba el comunismo y negaba la sociedad brahmántica de castas.
También destacan el profeta Isaías, el teólogo Juan Crisóstomo (347 a.C), San Basilio, San Agustín y la doctrina de Platón (427-347 a.C). Pero luego recorre el mundo la doctrina influyente del cristianismo de Jesucristo, que criticaba a los ricos y elogiaba a los pobres. Estos destacados sabios son reconocidos por pregonar la abolición de la propiedad privada y la construcción de la propiedad social o común, para la futura humanidad.
En segundo lugar, tenemos a los que defendían la propiedad privada, enfoque que alcanza su máxima expresión con la filosofía de Aristóteles (384-322 a.C), opuesto radicalmente al comunismo. Justificaban la esclavitud por las naturalezas desiguales de los hombres, y entre sus argumentos, proponían que la propiedad privada es superior a la común, porque su productividad es mayor.
Pero fue el teólogo San Tomás de Aquino (1225-1274), con su libro La Summa Teológica, quien introdujo la filosofía aristotélica, con su aceptación de la esclavitud y la propiedad privada, en la iglesia. Criticó, sin embargo, el comercio y la usura, pero fue tan grande su influencia, que la iglesia reafirmó la prohibición del préstamo con intereses.
Sin embargo a pesar de su posición ética, justificó que la riqueza no había que valorarla más de lo que se valora a Dios.
Como cristianos no deben preocuparse de la existencia o no existencia de bienes propios, sino de cómo usarlos. Este argumento legitimó la actividad mercantil y permitió a los cristianos dedicarse al comercio, que comenzaba a ser la actividad económica más importante en el siglo XIII.
Sobre el transcurrir de la historia se asumen posiciones de pensamiento en defensa y en contra de la propiedad privada, pero es a partir de la publicación del El Capital por Carlos Marx (1818-1884), y en el marco de la Revolución Industrial, que comienza a tener influencia en el mundo la teoría económica marxista, por su propuesta científica sobre el funcionamiento del sistema capitalista, y por lograr formular sus contradicciones fundamentales, al afirmar que los capitalistas son dueños de las tierras, empresas y se apropian de los productos del trabajo social. Es decir, surge y crece la contradicción entre el carácter social de la producción y la forma capitalista privada de apropiación. Esta es la contradicción fundamental del capitalismo.
Esta contradicción del sistema capitalista genera la primera gran crisis del capitalismo a finales del siglo XIX, en 1877, cuando los propietarios capitalistas por la ambición de aumentar sus ganancias, necesitan incrementar la explotación de los trabajadores, pero se encuentran con movimientos obreros que demandan más reivindicaciones de los trabajadores.
Para ese momento comienza una oleada a favor del socialismo, pero los países más industrializados comienzan a buscar mecanismos para salvar el modelo y aparece la figura del Alemán Otto Bismarck, a quien denominaron el Canciller de Hierro.
Bismarck propone que el mecanismo para enfrentar estas contradicciones del capitalismo es la Seguridad Social, hay que garantizarles más beneficios a los trabajadores, porque de lo contrario, la lucha de clases es inminente y los proletariados triunfarán sobre la burguesía. Esta decisión fue acogida por los principales países industriales y evitó agudizar las contradicciones del modo capitalista y su desaparición.
La aparición del capitalismo financiero en el siglo XIX, sin control por parte del Estado, generó la crisis del capitalismo de 1929 y actualmente el sistema vive su propia destrucción, producto de la voracidad de la especulación financiera, que ha privado de propiedad a millones de habitantes del mundo sobre todo de Europa y Estados Unidos.
La humanidad entró en una etapa de transición que denominamos post-capitalismo. Los movimientos sociales e intelectuales del mundo proponen y demandan un nuevo modelo económico y social, donde la propiedad social sea predominante, por eso plantean el ahorro de los fondos de pensiones como el gran inversor y que los dueños de los principales medios de producción sean los trabajadores, para convertirse en la modalidad universal de propiedad social en el mundo, esto es socialismo.
En el marco del pensamiento económico como ciencia universal, estudiaremos el problema de la propiedad social y privada, que siempre ha estado presente a lo largo de la historia de la humanidad; diferentes visiones se han propuesto, pero lo analizaremos en dos enfoques:
Los que somos partidarios del bien común por encima del bien privado, cuya manifestación se inicia con Guatama Buda, quien apareció en la India alrededor de 550 años antes de Cristo, predicaba el comunismo y negaba la sociedad brahmántica de castas.
También destacan el profeta Isaías, el teólogo Juan Crisóstomo (347 a.C), San Basilio, San Agustín y la doctrina de Platón (427-347 a.C). Pero luego recorre el mundo la doctrina influyente del cristianismo de Jesucristo, que criticaba a los ricos y elogiaba a los pobres. Estos destacados sabios son reconocidos por pregonar la abolición de la propiedad privada y la construcción de la propiedad social o común, para la futura humanidad.
En segundo lugar, tenemos a los que defendían la propiedad privada, enfoque que alcanza su máxima expresión con la filosofía de Aristóteles (384-322 a.C), opuesto radicalmente al comunismo. Justificaban la esclavitud por las naturalezas desiguales de los hombres, y entre sus argumentos, proponían que la propiedad privada es superior a la común, porque su productividad es mayor.
Pero fue el teólogo San Tomás de Aquino (1225-1274), con su libro La Summa Teológica, quien introdujo la filosofía aristotélica, con su aceptación de la esclavitud y la propiedad privada, en la iglesia. Criticó, sin embargo, el comercio y la usura, pero fue tan grande su influencia, que la iglesia reafirmó la prohibición del préstamo con intereses.
Sin embargo a pesar de su posición ética, justificó que la riqueza no había que valorarla más de lo que se valora a Dios.
Como cristianos no deben preocuparse de la existencia o no existencia de bienes propios, sino de cómo usarlos. Este argumento legitimó la actividad mercantil y permitió a los cristianos dedicarse al comercio, que comenzaba a ser la actividad económica más importante en el siglo XIII.
Sobre el transcurrir de la historia se asumen posiciones de pensamiento en defensa y en contra de la propiedad privada, pero es a partir de la publicación del El Capital por Carlos Marx (1818-1884), y en el marco de la Revolución Industrial, que comienza a tener influencia en el mundo la teoría económica marxista, por su propuesta científica sobre el funcionamiento del sistema capitalista, y por lograr formular sus contradicciones fundamentales, al afirmar que los capitalistas son dueños de las tierras, empresas y se apropian de los productos del trabajo social. Es decir, surge y crece la contradicción entre el carácter social de la producción y la forma capitalista privada de apropiación. Esta es la contradicción fundamental del capitalismo.
Esta contradicción del sistema capitalista genera la primera gran crisis del capitalismo a finales del siglo XIX, en 1877, cuando los propietarios capitalistas por la ambición de aumentar sus ganancias, necesitan incrementar la explotación de los trabajadores, pero se encuentran con movimientos obreros que demandan más reivindicaciones de los trabajadores.
Para ese momento comienza una oleada a favor del socialismo, pero los países más industrializados comienzan a buscar mecanismos para salvar el modelo y aparece la figura del Alemán Otto Bismarck, a quien denominaron el Canciller de Hierro.
Bismarck propone que el mecanismo para enfrentar estas contradicciones del capitalismo es la Seguridad Social, hay que garantizarles más beneficios a los trabajadores, porque de lo contrario, la lucha de clases es inminente y los proletariados triunfarán sobre la burguesía. Esta decisión fue acogida por los principales países industriales y evitó agudizar las contradicciones del modo capitalista y su desaparición.
La aparición del capitalismo financiero en el siglo XIX, sin control por parte del Estado, generó la crisis del capitalismo de 1929 y actualmente el sistema vive su propia destrucción, producto de la voracidad de la especulación financiera, que ha privado de propiedad a millones de habitantes del mundo sobre todo de Europa y Estados Unidos.
La humanidad entró en una etapa de transición que denominamos post-capitalismo. Los movimientos sociales e intelectuales del mundo proponen y demandan un nuevo modelo económico y social, donde la propiedad social sea predominante, por eso plantean el ahorro de los fondos de pensiones como el gran inversor y que los dueños de los principales medios de producción sean los trabajadores, para convertirse en la modalidad universal de propiedad social en el mundo, esto es socialismo.
Fuente: Diario El Mundo
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